POR SI no tenía bastante con los problemas domésticos, Obama debe ahora hacer frente a la escalada de amenazas del Gobierno chino. Ayer, Pekín advirtió a EEUU de las «consecuencias negativas» que tendría una reunión entre Obama y el Dalai Lama. Una bravata que tensa aún más la convivencia entre las dos superpotencias, muy dañadas en los últimos días por el anuncio de Washington de una venta de armas a Taiwán, rápidamente contestado por China con el aviso de sanciones comerciales. Siempre han sido muy complejas las relaciones económicas y políticas entre China y EEUU. Pero de pronto Pekín se ha vuelto muy respondón, consciente de su poder creciente -está a punto de convertirse en la segunda economía mundial- y de su influencia geoestratégica, que, lejos de acercarle a las reglas de juego democráticas, está sirviéndole para endurecer más su política autoritaria, como se ha visto con la censura a Google. Lo peor es que Obama necesita a China para superar la crisis y para imponer las sanciones a Irán; y el régimen comunista piensa cobrarse caro su papel de aliado estratégico.
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/02/03/opinion/22176359.html
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